Reactividad vs agresividad
La conducta de los perros puede resultar un enigma para muchos tutores. Las reacciones inesperadas ante ciertos estímulos, como otros animales, personas o ruidos, pueden ser malinterpretadas como agresividad. Para desmitificar estos conceptos y entender mejor a nuestras mascotas, hablamos con José Luis Vivero, especialista en comportamiento canino, quien nos ayuda a diferenciar entre reactividad y agresividad, y nos ofrece consejos prácticos para manejar estas situaciones.

¿Cómo definiría brevemente la reactividad y la agresividad en los caninos?
«La reactividad es una respuesta exagerada a estímulos que generan emoción, miedo o frustración en el perro, como otros animales, personas o ruidos. La agresividad, en cambio, es una conducta dirigida hacia un objetivo con la intención de causar daño o mantener distancia».
¿Cuáles son las señales más comunes de un perro reactivo en comparación con uno agresivo?
«Un perro reactivo puede ladrar, gruñir, saltar o ponerse tenso, pero estas acciones suelen ser intentos de crear espacio o expresar incomodidad. Un perro agresivo, por otro lado, muestra comportamientos orientados al ataque, como embestir, morder o mantener una postura fija con mirada directa».
¿La reactividad siempre es una señal de que un perro es agresivo?
«No, la reactividad no es sinónimo de agresividad. Muchos perros reactivos actúan por miedo, frustración o sobreexcitación, pero no tienen la intención de dañar. Con el manejo adecuado, pueden aprender a responder de manera más equilibrada».
¿Qué factores suelen detonar la reactividad y la agresividad?
«La reactividad puede ser detonada por miedo, frustración, falta de socialización o experiencias negativas. La agresividad, aunque comparte algunos detonantes, implica generalmente una emoción más profunda, como un miedo extremo o una amenaza percibida. En ambos casos, la genética, el entorno y las experiencias tempranas juegan un papel importante».
¿Puede un perro reactivo volverse agresivo si no recibe intervención?
«Sí, un perro reactivo puede desarrollar comportamientos agresivos si no se le ayuda a gestionar su estrés. La acumulación de emociones negativas sin una salida adecuada puede escalar el problema».
¿Cómo influyen el miedo y la inseguridad en estos comportamientos?
«El miedo y la inseguridad son las causas más comunes de la reactividad y la agresividad. En la reactividad, el perro busca evitar lo que percibe como una amenaza; en la agresividad, puede optar por atacar si siente que su supervivencia está en riesgo».
¿Qué errores cometen los dueños al interpretar la reactividad como agresividad?
«Muchos dueños creen que un perro que ladra o gruñe está siendo agresivo, cuando en realidad está expresando incomodidad o tratando de evitar un conflicto. Este malentendido puede llevar a castigos innecesarios, que aumentan el miedo y empeoran el comportamiento».
¿Cuáles son las mejores estrategias para manejar la reactividad?
«Las mejores estrategias incluyen identificar los detonantes, trabajar con un profesional en un plan de desensibilización y contracondicionamiento, y reforzar el autocontrol mediante ejercicios de obediencia y refuerzos positivos. También es fundamental ofrecer suficiente ejercicio físico y mental».
¿Es recomendable corregir la reactividad mediante castigos o métodos aversivos?
«No, los castigos suelen empeorar la situación. En lugar de resolver el problema, incrementan el miedo y la frustración, lo que aumenta la probabilidad de una respuesta agresiva. El refuerzo positivo es la mejor herramienta para cambiar la percepción del perro hacia los estímulos que le provocan reactividad».
¿Qué consejo le daría a los dueños para distinguir entre reactividad y agresividad?
«Observar el lenguaje corporal es clave. Si el perro intenta crear espacio, alejándose o mostrando señales de estrés como orejas hacia atrás o cola baja, probablemente se trate de reactividad. Si, por el contrario, muestra comportamientos directos como embestir o atacar con intención, es más probable que sea agresividad. En cualquier caso, buscar ayuda profesional es esencial».
Entender las diferencias entre reactividad y agresividad es clave para brindarles a nuestras mascotas el entorno y el manejo adecuados. La guía y el apoyo de profesionales, así como el compromiso de los tutores, son fundamentales para lograr una convivencia armónica y segura.